Aunque los animales pueden morir con toda su sangre aún en sus cuerpos, si se les drena toda la sangre, ya no pueden sobrevivir. Lo mismo ocurre con los seres humanos, ya que la sangre es necesaria para que los órganos y el cuerpo funcionen. Por eso no es de extrañar que la pérdida grave de sangre que se produce con ciertas enfermedades y lesiones ponga en peligro la vida de animales y personas. La sangre no es lo que nos da la vida, aunque sí es una parte necesaria de ella.
Hecho científico: La sangre transporta oxígeno y nutrientes a todas las partes del cuerpo para que puedan seguir funcionando, dando así vida al ser humano. También transporta dióxido de carbono y otros materiales de desecho hasta los pulmones, los riñones y el sistema digestivo, que se encargan de expulsarlos al exterior.
“Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona (…)”
Levítico 17:11-14 RVR 1960
